martes, 29 de septiembre de 2009

Expectativas y miedos sobre el parto

Muchas mujeres cuando pensamos en tener un bebé, se nos viene a la cabeza la imagen del parto. Cómo si el parto fuera lo peor!
La verdad es que tenemos una imagen un poco distorsionada de lo que es un parto y muchos de nuestros miedos vienen de ahí.

Todas las embarazadas, a medida que avanza el embarazo, y sobretodo el último mes, empezamos a angustiarnos un poquito pensando en el parto.
Hay varias preguntas que nos hacemos, dudas y miedos.

Vamos a ver los más típicos:

1. Y si no llego al hospital a tiempo!: Creo que este pensamiento viene motivado por la infinidad de películas en las que la embarazada pare en la calle, en el coche... cómo si se te fuera a caer el bebé.
El número de partos atendidos fuera de un hospital son ínfimos, y en casi todos los casos se trata de multíparas (mujeres que ya tienen uno o más hijos) y cuyos primeros partos fueron rápidos.
La realidad, cruda para muchas embarazadas, es que el proceso de parto dura entre 12 y 14 horas en el primer hijo, y entre 8 y 10 el segundo.
Así que si no estás en medio de la nada, difícilmente no te dará tiempo a llegar a un hospital.

2. Y si no me doy cuenta!: Bueno, para eso están las clases preparto. En ellas o si lees un libro, o incluso en este blog podrás encontrar información suficiente para saber que estás de parto. Y como siempre ante la duda, llamas a la comadrona o vas al médico que para eso están.

El parto es un proceso que incluye muchos cambios fisiológicos en la madre, algunas embarazadas notan más unos que otros, pero en cualquier caso, hay señales inequívocas, así que no te preocupes.

3. Y si rompo aguas en la calle!: La verdad es que es algo que puede pasar, pero es muy inusual, por varias razones.
En primer lugar, la naturaleza es sabia, y si una gacela no se pone a parir delante de un león, para que no se la coma, tu cuerpo entiende que ponerse de parto mientras vas paseando por la calle no es el mejor momento.
Habitualmente las mujeres nos ponemos de parto cuando estamos en casa relajadas.

4. Y si no lo hago bien!: Este era mi miedo favorito, tenía como un pánico escénico preconcebido sobre el parto. Me imaginaba a mi misma haciendo el ridículo, chillando de dolor, haciendo algo inapropiado que hiciera que en todo el hospital se rieran de mí... La verdad es que me quedé más tranquila cuando mi comadrona, una señora con mucha experiencia me dijo: para sorprenderme a mí vas a tener que esforzarte mucho y hacer algo extraordinariamente raro! : )

Mi ginecólogo también me quitó muchas paranoias con algunas perlas del tipo:

- Todas las mujeres paren, no serás tu una excepción.
- El día del parto, la mayor parte del trabajo me la llevo yo, tu no tienes que hacer nada.

5. Y si me ponen mal la epidural!: La verdad es que a mí no me molestó nada y eso que a mí me practicaron una cesárea y no tenía casi dolores de parto... así que no la estaba esperando como agua de mayo. Es muy improbable que la pongan mal, y si la ponen mal en el peor de los casos, tendrás que estar 5 días en cama porqué causa mareos.

La verdad es que es normal tener miedo ya que es un proceso doloroso. Leí no hace mucho que una comadrona comentaba que era necesario que existiera un dolor fisiológico durante el parto ya que madre e hijo tenían que separase después de estar tanto tiempo juntos y que el dolor ayudaba a realizar el tránsito.

Por otro lado, hay un punto que creo que es muy importante que son las expectativas.
A medida que avanza el embarazo, tendemos a pensar en cómo será y en cómo queremos que sea:
- No quiero cesárea.
- No quiero episiotomía.
- No quiero que sea un parto con forceps.
- Quiero un parto natural...

Lo ideal es no tener una idea preconcebida porqué por más que desees un parto natural, es posible que el ginecólogo tenga que intervenir.
Lo más importante es estar tranquila e ilusionada porqué el parto es el último paso que te llevará a tener a tu bebé en tus brazos. Y verlo por primera vez, tan pequeñito, arrugado y rojito es increible, verlo como mueve sus bracitos, oirlo llorar y ver lo tranquilo que se queda cuando te lo dan y te reconoce es maravilloso, algo incomparable a cualquier otra experiencia vital, así que disfrútala!

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